La polarización nos hace sentir muy mal. El libro “The Big Sort” describe a los Estados Unidos como un país donde la gente está separándose cada vez más en grupos ideológicos, y este año, el Pew Research Center documentó cómo el miedo al “otro lado político/cultural” nos está llevando a un ciclo de ira y exceso retórico que deja a muchos sintiéndose asustados y aislados de aquellos que piensan diferente.

Aunque las nuevas plataformas de medios digitales empeoran las cosas, este es un problema antiguo. Podría decirse que nuestro antiguo enemigo juega un papel en ello. La palabra griega “diabolos”, raíz de diabólico, significa dividir. La raíz hebrea de la palabra “Satanás” significa acusar.

Por supuesto, Jesús trabaja de manera muy diferente. En lugar de buscar la uniformidad ideológica, atrajo a personas con diferentes puntos de vista a su círculo íntimo. Jesús, combinando humanidad y divinidad en sí mismo, trae unidad a través de la integración de cosas que los seres humanos ven como contradictorias.

En “Teología sistemática”, el filósofo Paul Tillich describe cosas llamadas polaridades. La libertad y el destino, la estructura y la dinámica, la individualidad y la comunidad nos parecen contradictorias. Pero Dios mantiene estas cosas unidas. Un ejemplo clásico: la justicia y la misericordia.

En la vida de la Iglesia, algunos de nosotros tendemos a proclamar la justicia de Dios y la necesidad de comunicar claramente las desafiantes verdades de la fe. Otros prefieren proclamar la misericordia y la invitación de Dios a todos nosotros como pecadores.

En el Concilio de Jerusalén (Hechos, 15), Santiago llamó a la gente a permanecer fiel a las leyes del pacto mosaico, y San Pablo llamó a facilitar el camino de los gentiles hacia la fe relajando los elementos clave de la ley judía. En lugar de sucumbir a una dinámica de polarización negativa, Santiago, a veces llamado Santiago el Justo, escuchó a San Pablo y abrazó su punto de vista.

En Santiago 2, 12-13, se puede ver cómo Santiago sintetizó la justicia y la misericordia: “Hablen y actúen como quienes deben ser juzgados por una Ley que nos hace libres. Porque el que no tiene misericordia será juzgado sin misericordia, pero la misericordia se ríe del juicio”. En los siguientes versículos, Santiago nos desafía a actuar con justicia cuidando de nuestro prójimo. Santiago defiende tanto la justicia como la misericordia. Su encuentro con San Pablo y su relación con Jesús le permitieron abrazar las polaridades en lugar de caer en la trampa de la polarización.

Nuestro mundo nos necesita como seguidores de Jesús para modelar el ejemplo de Santiago. Necesitamos basar nuestra identidad como seguidores de Jesús antes que en cualquier otra cosa. Necesitamos dejar a un lado nuestras pantallas y orar. Y luego, tenemos que tomar la iniciativa para encontrarnos sinceramente con nuestra familia, amigos y comunidad.

Al Papa Francisco le gusta decir que el tiempo es mayor que el espacio, que la realidad es más grande que las ideas y que el todo es más grande que la parte. Con esto, quiere decir que debemos tener esperanza, ser pacientes y mantenernos en relación con las personas que nos molestan. No es fácil de hacer, pero cuando ofrecemos justicia y misericordia a nuestro prójimo, nos volvemos más como Jesús, quien hace lo mismo por nosotros.

Este artículo apareció en la edición de octubre/noviembre de 2024 de la revista  Northwest Catholic. Lea la edición completa aquí.