Los Obispos de Estados Unidos, a través del Avivamiento Eucarístico Nacional, buscan que la fe perdida en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, se recupere. A la vez, que la fe de quienes todavía creemos, se fortalezca, para que no se pierda.

Podemos explicar la teología eucarística de los Padres de la Iglesia, desmenuzar lo que enseña el Catecismo, revisar los documentos pontificios… Pero, más que un problema de intelecto, no creer en la Presencia Real es un problema de fe.

Tener fe significa confiar, en este caso, confiar en Jesús y creerle lo que nos ha dicho. Creer en Jesús es creerle a Jesús. Punto.

Llama la atención la consistencia en las palabras de los cuatro recuentos de la institución de la Eucaristía que refieren los Sinópticos y Pablo. Hablando acerca del pan y el vino, Jesús ordena:

  • Mateo: “Tomad, comed, este es mi cuerpo… Bebed… esta es mi sangre” (26,26d.27d-28a)
  • Marcos: “Tomad, este es mi cuerpo… Esta es  mi sangre” (14,22d.24a)
  • Lucas: “Este es mi cuerpo… Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre” (22,19c.20c)
  • 1 Corintios: “Este es mi cuerpo… Esta copa es  la Nueva Alianza en mi sangre (11,24c.25c)

Esta consistencia refuerza el hecho de que las palabras de la institución de la Eucaristía que pronunció Jesús en la última cena son verdaderas: El pan consagrado ES su cuerpo y el vino consagrado ES su sangre. Jesús usó el verbo “ser” de forma directa y contundente. En ninguna de las referencias a ese acontecimiento dice, “Esto simboliza mi cuerpo, esto representa mi sangre”.

Juan, por su parte, presenta el Discurso del Pan de Vida, en el que Jesús declara:

“En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él” (Juan 6,53-56).

Jesús enfatiza la veracidad de su declaración: “En VERDAD, en VERDAD os digo, que mi carne es VERDADERA comida y mi sangre VERDADERA bebida”.

Tanto las palabras de Jesús en la última cena como las del Discurso del Pan de Vida son ipsissima verba Jesu, las mismísimas palabras de Jesús. Quien de verdad cree que Jesús es el Hijo  de Dios, no tiene otra opción que confiar en lo que dice, en creerle lo que dice, en aceptar lo que dice. Y así, creerle que en verdad Él está presente en la Eucaristía.

Atendiendo la intención de nuestros obispos y sumándome al Avivamiento Eucarístico, he dedicado una serie especial de Semillas de la Palabra a la Eucaristía. Esta serie concluye aquí, para dar paso en las siguientes entregas a otro evento importante, convocado por el Papa Francisco: el Año de la Oración en preparación   al Jubileo de 2025.

¡Apasiónate por nuestra fe!

Noroeste Católico — Junio/Julio 2024