Cada año, miles de calabazas se transforman en farolas de calabaza para Halloween. Es un proceso divertido y caótico, pero se parece mucho a la forma en que Dios nos ama y cuida de nosotros: Él extrae de nosotros toda la sustancia pegajosa y sórdida del pecado y la vergüenza y nos llena con la luz de Cristo.

Aquí hay una meditación que personas de todas las edades pueden usar mientras hacen el tallado de las calabazas:

Abre nuestras mentes para recibir tu palabra: Haz el corte de la apertura superior en la calabaza.

Limpia nuestros corazones de dolor, arrepentimiento, odio y ansiedad: Limpia el interior.

Abre nuestros ojos para que podamos verte vivo en el mundo: Esculpe los ojos.

Despierta nuestros sentidos para que seamos conscientes de la bondad que nos rodea: Talla una nariz y orejas.

Abre nuestras bocas para compartir tu mensaje: Talla la boca.

Permite que tu luz brille en todo lo que decimos y hacemos: Pon una vela dentro de la calabaza.

Este artículo apareció en la edición de octubre/noviembre de 2024 de la revista Northwest Catholic. Lea la edición completa aquí.